La localidad leonesa de Sahagún proclamó el régimen republicano en la madrugada del 14 de abril de hace 84 años adelantándose con Eibar y Jaca al resto del país. El artífice de ese gesto acabó como tantos otros: sus restos nunca fueron hallados.
SAHAGÚN (LEÓN).- 84 años después apenas queda nada en la Plaza Mayor de la localidad leonesa de Sahagún que recuerde el eco de aquellas palabras: “Desde este momento somos un régimen republicano. ¡Viva la República!”. Serían las 7.30 de la mañana del 14 de abril de 1931. Sólo dos días antes, las elecciones municipales habían arrojado un resultado que no ofrecía lugar a dudas: los republicanos obtuvieron siete concejales frente a los cuatro de los monárquicos.
En las primeras horas de aquel martes se habían reunido frente al consistorio sahagunense decenas de vecinos, integrantes de colectivos y asociaciones obreras y sindicales expectantes ante un acontecimiento histórico que se hizo real con el izado de la tricolor en el balcón del Ayuntamiento y las palabras de Pampa, el indiscutible líder obrero del pueblo, al que todos conocían, y que desde el día 12 se había convertido en alcalde virtual de la villa. Los congregados estallaron de júbilo. Posteriormente, los concejales debieron de verse tan confiados que organizaron incluso un baile junto al río Cea.
El notario de Sahagún levantó acta de la proclamación y le abonaron 38,30 pesetas, como recuerda el antropólogo y escritor Vicente Martínez Encinas, quien ha investigado y relatado en diversas publicaciones muchos detalles de la vida de Pamparacuatro. De Martínez Encinas y de la moción con la que en 2006 el Grupo Socialista de la localidad le proclamó Hijo Predilecto, proceden gran parte de los datos que se conocen.
En realidad ese grito no sólo resonó madrugador en Sahagún. Eibar (Guipúzcoa) -según los testimonios sobre las 6 de la mañana- y Jaca (Huesca) también proclamaron con gran riesgo el nuevo régimen en las primeras horas de aquel día adelantándose a las grandes ciudades, como Barcelona, donde Campanys hizo lo propio sobre las 13.30, o Madrid, donde Alcalá Zamora proclamó la República a las 20 horas.
Un tesoro que sobrevivió oculto a 40 años de dictadura
El día 3 de julio de 1931 el Gobierno Provisional de Alcalá Zamora otorgó a Sahagún el título de “Muy ejemplar ciudad”, en reconocimiento “público y perdurable por su espontáneo y vibrante gesto de civismo y democracia en la proclamación de la República”. El homenaje se realizó tras la reclamación de Pamparacuatro, al haberse hecho lo mismo con Jaca y Eibar.
Poca gente recordaba ya esa distinción cuando a comienzos de la transición un funcionario, Enrique García, recibió la orden de retirar los retratos de Franco de las diferentes dependencias del Ayuntamiento y cambiarlos por fotos del joven rey Juan Carlos I.
Cuando llegó al cuadro del dictador que presidía el salón de plenos, al retirarlo encontró un tesoro jalonado con los colores de la república -rojo, amarillo y morado- que había sobrevivido oculto a más de 40 años de dictadura: dos documentos que debían de haber sido escondidos por algún anónimo sagaz. El primero, la reproducción de un manifiesto del Gobierno de la República firmado por todos sus miembros. El otro, una litografía encargada y pagada por el Ayuntamiento de la época para conmemorar la concesión de título de “Muy ejemplar ciudad”.
En un gesto que evidencia la fragilidad institucional de aquellos años y la desconfianza en muchos de los primeros regidores, las personas que participaron de tal hallazgo decidieron mantenerlo escondido sin contar nada para evitar que pudiera desaparecer, ha relatado a Público una de esas personas.
Y así volvió a ocultarse durante varios años más hasta 1988, año en que la existencia de ese documento se hizo pública.
‘Pampa’ el líder obrero de la localidad terracampina
Benito Pamparacuatro Franco, hijo de Valentín Pamparacuatro Llobet, asturiano, y Nicanora Franco Ruiz, natural de Sahagún, nació el 5 de febrero de 1887. Desde su tienda en pleno centro de la localidad, la cual regentaba con su hermana Celina, vivió y protagonizó el movimiento obrero de Sahagún de principios del siglo XX, impulsado por la agitación jornalera que se vivía en la comarca. Durante la crisis agrícola de aquellos años, su comercio -una tienda donde se vendía todo tipo de artículos, frecuentada por los jornaleros en busca de aperos ropa o artículos, en muchas ocasiones fiados-, se convirtió probablemente en el escenario central donde bullían las ideas políticas de Tierra de Campos.
En esa época, su posicionamiento a favor de las clases desfavorecidas y su participación en los sucesivos conflictos al lado de los más humildes le hicieron destacar como líder político. Su pequeño comercio también sería el centro de la campaña que llevaría a la victoria republicana en aquel 12 de abril de 1931.
Martínez Encinas destaca de Pamparacuatro su generosidad, incluso con el desprendimiento de su propio capital. “Muchas veces prestaba o daba dinero a los labradores en medio de aquella sociedad tan capitalista, con enormes diferencias entre los campesinos y los ricos de campo, los señoritos”, asegura a Público. Encinas, que habló con los últimos testigos en la zona de la vida del alcalde -hoy ya muertos- subraya que fue “el alma republicana” del partido judicial de Sahagún.
Pamparacuatro presidió el Ayuntamiento tratando de poner en práctica su idea de justicia social con algunos aciertos, y no sin cometer algunos errores, hasta 1934, cuando su participación y la de sus compañeros en la Revolución de Octubre les costó la destitución.
«Pamparacuatro fue el alma republicana del partido judicial de Sahagún», destaca Martínez Encinas
Tras el Golpe del 18 de julio, Pampa reclamó a su sucesor en la alcaldía que las armas en poder del consistorio fueran entregadas a los trabajadores para defender la República. Pocos días después las fuerzas rebeldes ya controlaban la localidad y Pamparacuatro se vio obligado a huir a San Andrés del Rabanedo, en el alfoz de León. Sin embargo, fue en vano.
El 4 de agosto de 1936, cuando tenía 39 años, fue detenido y asesinado por Falangistas y enterrado en una fosa. Sus restos nunca fueron encontrados. Corrió la misma suerte que varios de aquellos republicanos madrugadores, como el alcalde de Eibar, detenido cerca de la frontera francesa, y que murió en el penal de Burgos. O como el propio Lluís Companys, capturado en Francia por la Gestapo de Hitler, trasladado a España donde se le torturó y finalmente fusilado en el castillo de Montjuic.
El concejal y portavoz socialista de Sahagún Lisandro de La Viuda destaca a Público que Pamparacuatro «fue una persona que con sus aciertos y sus errores, que también los cometería, supuso un referente político para el Sahagún de su época, que por encima de todo basó toda su acción en sus ideales de lucha social en favor de los más desfavorecidos».
Una figura, la de Pamparacuatro, que permaneció en el olvido hasta 2006, año en que el consistorio recuperara su memoria proclamándole Hijo Predilecto, “en consideración a su vida política y al referente que fue para la vida de la localidad”, destaca De la Viuda. Con la abstención de los concejales del PP, pero con la ovación cerrada de los asistentes al pleno, que también levantaron la mano en gesto de voto a favor. Sin embargo, casi una década después de ese reconocimiento, el callejero de la villa sigue sin recordar con una calle o un monumento al protagonista de aquella explosión de júbilo entre las clases obreras que le valió a la villa ser reconocida como una ciudad ejemplar.